El 29 de enero de 2008, «dejaba la cancha» Roberto Lorusso, un personaje pintoresco y muy querido de la ciudad de Mercedes.
Vendedor de rifas, hincha indiscutido del Club Mercedes, coleccionista de sombreros y camisetas, «relator» de goles megáfono en mano, este mercedino inolvidable supo ganarse el cariño de la gente con sus ocurrencias bizarras que aún perduran en el recuerdo, formando parte del folklore popular.
Solía llamar la atención con sus «performances» callejeras durante las cuales, como más de uno recordará sonriendo, podía desde relatar un gol, megáfono en mano, de la «Loba» Bomaggio, su ídolo indiscutido del Club Mercedes por haber convertido cinco goles en un solo partido, al grito de «Ni Maradona, ni Batistuta, ni Ortega, ni Francescoli, ni Palermo… Bomaggiooooo!!!», hasta patear «paredes» con la pelota haciéndola rebotar contra los ómnibus de la línea 57 durante su paso por la calle 29.
El de los jueguitos
Habilidoso con la pelota, podía hacer jueguitos sin dejarla caer, mientras esperaba (al igual que los ocasionales transeúntes) el paso del colectivo para coronar su pericia.
Variadas eran sus rutinas, llamativas y pintorescas, que hacen que aún hoy, 15 años después de su «salida de gira», este «ciudadano mercedino» nos arranque una semisonrisa de ternura al recordarlo.
Como olvidarnos de su costumbre de salir de pesca en pleno centro de la ciudad, simulando esta actividad y esperando a que alguno le consultara si había pique, para retrucarle, sin más ambages «hoy, con vos, ya van cuatro».
Dueño de una colección extensa de camisetas de jugadores mercedinos de distintos clubes, que ellos mismos le regalaban sabiendo de su particular afición y fidelidad con el deporte, su casa, de hecho y como una muestra más de su fanatismo por futbol, tenía la fachada cubierta con nombres y dibujos de camisetas de su club preferido.
Un loco lindo
Hoy no es un día más para algunos mercedinos que recuerdan a este ser tan especial. Y esta es una historia mínima más que forma parte de nuestro acervo como ciudad, humilde manera de rendirle homenaje a un loco lindo que dejó huella.