Amigas e «hijos del corazón» como los llamaba Quita Saavedra en vida, hicieron conocer el temor por la suerte de correrá la casa en la que viviera Quita junto a su compañero de vida, el artista Octimio Landi, y la gran cantidad de obra de arte que dejó
El legado (entrevista realizado en los festejos de sus 103 años)
Y no podíamos no tener una charla con ella, con sus lúcidos años a cuesta, en vivo, por FM La Tribuna: «Ya estoy cansada de vivir, pero estoy rodeada de mucha gente, eso le tengo que agradecer a Dios cada vez que abro los ojos a la mañana, se lo agradezco, gente buena y cariñosa».
Sobre su marido, el reconocido artista mercedino Octimio Landi, contó que «ha trabajado toda su vida con tanto amor, con tanto cariño, y yo, lo único que me que me duele de morirme es por las cosas que él dejó, sus obras, a dónde irán a parar. Espero que alguien lo cuide, yo las he donado, pero espero que se haga lo que yo pedí, que es un museo, él quería un museo acá en la casa. Sino que lo lleven a alguna parte y que sea un museo que quede para siempre, con la condición de que sea un museo como es el de Ciencias Naturales o el Míguez. Pero me gustaría que sea en casa porque él la quería acá, para museo y le enseñaran gratis a los chicos que les gustaba el arte».
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«Herencia de amor»
En la mañana de ayer, Rosana Canga, junto a María Inés Ressler, dos de estas personas que eran muy amigas de Quita, la recordaron: «ella pedía irse, pero nosotros somos los que nos quedamos sin ella y lo estamos sintiendo mucho. Y uno no termina nunca de sorprenderse de la miseria humana, pero yo la verdad no lo esperaba a esto. Yo a Quita la conocí en la Iglesia Nueva Apostólica, cuando Ana se va a operar, Ana es la esposa de Ricardo Bartolomeo, me encarga que la cuide unos días, que la llame por teléfono para hacerle compañía. Y Ana nunca salió. Entonces yo digo que me dejó una herencia de amor. Y Dios permitió que por cinco años yo tuviera otra mamá. Lo mismo le pasó a mi amiga María Inés, que acá me acompaña, por lo cual nosotros le decíamos mamina».
«Aparentemente Landi tenía la voluntad de que cuando Quita muriera se formara un museo-escuela donde se enseñara a los chicos gratis. Cuando se hace el testamento, ella se siente traicionada por su sobrino, porque ella manifestó que le leen una cosa y le hacen firmar otra y de hecho quedó la frase «como me jodiste Pepito». Esa familia no la visitó más y tampoco fueron al velatorio, pero si se hicieron de las llaves de la casa y cambiaron las cerraduras. El deseo de Quita, era que sus cenizas sean enterradas junto a un jazmín en su casa. Sólo dejaron entrar a dos personas para que lo hicieran».
Escuchá la entrevista completa con Rosana Canga y María Inés Ressler:







