Nuevamente compartimos uno de los micros que hace Silvina González todas las semanas en DatoPosta Radio, esta vez, sobre las Pascuas.
Como en cada entrega, Silvina nos introduce en el mundo de la Sanación y la Metafísica.
Si bien analizó los Pilares de la Metafísica y ahora comenzó a desarrollar de una a una las distintas Leyes, en esta ocasión abordó sobre las Pascuas, celebración importante para los católicos, pero que desde su visión , es importante para todos.
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SIETE PALABRAS
En su agonía de muerte, Jesús dijo Siete Palabras llenas de un inmenso significado metafisico, que tienen que ver con nuestro proceso de vida, e interpretarlas correctamente nos da una gran instrucción. Una de las crueldades más grandes que ha cometido la humanidad, ha sido torturar y matar tan inmisericordemente a un ser que lo que hizo fue predicar el amor, curar a los enfermos y darle sabiduría al ser humano, como Jesús.
- PADRE, PERDÓNALOS
A la par de la gran crueldad que se estaba cometiendo con Jesús, haciéndolo padecer tanto, está el perdón y la humildad más grande que se haya visto jamás. Jesús le dijo a esos mismos que lo torturaban: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen».
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No importa lo que nos hagan sufrir o el tamaño del daño infringido, no maldigamos ni pensemos en vengarnos, PERDONEMOS. Sin perdón no vamos a llegar a ninguna parte.No importa si al principio el Perdón no nos sale sinceramente; mientras más lo ejercitemos, mejor lo haremos, hasta que lleguemos a perdonar de todo corazón como Jesús. Lo que hizo que Jesús resucitara, no fue el hecho que lo crucificaran, sino que perdonara. Fue el Perdón lo que llevó a Jesús al Cielo.
Jesús dijo: «No saben lo que hacen». Esa humanidad que crucíficó a Jesús, es la misma que hoy hace la guerra, mata, roba y aniquila con las drogas. Mientras más grandes sean nuestros crucificadores, más grande debe ser nuestro perdón. Las personas crueles existen para que el perdonador se ejercite. Si Jesús perdonó, más rápidamente lo tenemos que hacer nosotros.
No hay nada oprobioso en pedir perdón. Nuestras almas se engrandecen cuando pedimos perdón; nos liberamos de culpabilidad. «Perdonar y ser perdonados es divino».
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2. TENGO SED
«Jesús es cada ignorante, ladrón, mal educado, enfermo, moribundo y pobre que nos dice: Tengo sed». Esta sed es la necesidad de provisión, amor, salud, ropa, atención, limpieza y muchas cosas más. La humanidad siempre tiene sed de algo. Nuestra razón de vivir es saciar esa sed: dándole alegria al triste, compañia al solitario, consuelo al abandonado; recogiendo al botado; proporcionándole ropa, dinero, comida y provisiones al carente. Esto es darle de beber al sediento.
La mirada de Jesús en la cruz, sediento, con los labios secos, esperando que alguien le dé un sorbo de agua, es igual a la que nosotros podemos ver en las personas cuando nos percatarnos de su dolor, angustia y necesidad.
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Jesús sabía que existía abundante agua fresca, pero no se la dieron para hacerlo sufrir. Sin embargo, Sus labios lo que hicieron. fue bendecir el bien, hablar de Amor Compasivo, de perdón y prometer el Reino de los Cielos. Que meditar en esta sed de Jesús nos ayude a auxiliar a todos los sedientos.
3. HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO
Jesús fue crucificado junto a dos ladrones, y mientras uno de ellos lo insultaba, el otro le dijo: «Acuérdate de mí cuando estés en tu reino», y Jesús tuvo la compasión infinita de decirle: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso».
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Si Jesús le habló de esta manera a un ladrón, nosotros no podemos decirle a alguien, «Vas a ir al infierno», «te vas a condenar en el fuego eterno», «eres de las fuerzas siniestras», «eres como un muerto que camina entre los vivos». Hasta el ladrón tiene lugar con Él en el Cielo.
Asi que no condenemos a nadie. El ladrón, facineroso y malvado que ha hecho daño, también tiene la oportunidad por medio de la Misericordia de ir al Cielo, así como nosotros, con nuestro ego y orgullo espiritual, creemos que vamos a ir.
4. MADRE, HE ALLÍ A TU HIJO
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En medio de ese dolor de estar clavado en una cruz, Jesús tiene la delicadeza de acordarse de que su Madre no se podía quedar sola y que ese discípulo que Él más amaba y que tanto lo amaba a El-San Juan tampoco; entonces, dirigiéndose a ellos le dice a Maria: «Mujer, he ahí a tu hijo», y después le dice al discípulo: «He ahí a tu madre». Esto fue un Comando Cósmico, en que la Llama del Corazón de Maria fue expandida cósmicamente, hecho al que Ella se refiere como la Hora de la Iniciación, que duró tres horas. Lo más grande que Jesús tenia era su Madre, y antes de morir, renunció a Ella otorgándosela a San Juan.
María subió al calvario siendo la Madre de Jesús y bajó siendo la Madre de toda la humanidad, porque al entregarle a Juan como hijo, Jesús puso en manos de su Madre a todos los se res humanos. Juan representa el amor, y Maria, el PrincipioFemenino Divino Cósmico. Alli Maria se convirtió en una Madre Divina
En el Calvario es donde sucede la metamorfosis en que María, de ser una madre común y corriente, se transforma en una Madre Divina. Cuando Jesús le entregó toda la humanidad a María como si fuera su hijo, a través de Juan, estaba convirtiendo a Su Madre en la Madre de esos seres crueles que lo sacrificaban y se burlaban de Él, para que María, por medio de Su Amor, los redimiera y perfeccionara.
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Algunos, cuando son injuriados, le sacan la Madre al contendiente, diciéndole: «¡El coño de tu madre!». Jesús nos enseña, que en vez de insultar a la madre del que nos hace daño, le ofrezcamos la nuestra para que con su amor los corrija.
5. DIOS MIO, POR QUÉ ME HAS ABANDONADO
Debido a todos los espantosos dolores de la Crucifixión, Jesús se vio sin la ayuda divina; sin el auxilio, defensa y compañía de sus discípulos y amigos, sin la admiración y el respeto de la gente; por eso exclamó: «Dios mio, Dios mío, por qué me has abandonado». Es como cuando estamos solos en la cama de un hospital, recluidos en una cárcel, condenados al no trato de un supuesto grupo espiritual del que nos fuimos y donde decían que nos amaban, y los que se dicen espirituales, buenos y son supuestamente nuestros amigos, nos dan la espalda.
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No abandonemos a Jesús, que cuando alguien está excomulgado de un grupo religioso, solo en un hospital, abandonado por su pareja, botado de su trabajo, muriéndose en una cama, preso en una cárcel, con un dolor a la medianoche, exiliado en otro país, rechazado por su raza, creencia o práctica sexual, Jesús está con él. No permitamos que Jesús vuelva a decir: «¿Por qué me has abandonado?».
La Crucifixión es la Cuarta Iniciación, en la que el individuo pierde todo su aval interno y externo, quedando en la más absoluta de las soledades. En el camino espiritual, tenemos que asumir la renuncia absoluta a todas las cosas.
6. PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU
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Cuando el abandono, la condenación, la sed, la soledad y la desesperación por la injusticia nos llegan, la única forma de solucionarlo es diciendo lo que Jesús en la Cruz: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
La perfecta renuncia es entregárselo todo al Padre; negar la personalidad, que es la que sufre, se queja, se siente abandonada, insultada y desesperada. Haciendo esto veremos milagros, porque cuando le dejamos las cosas a Dios a cabalidad, sin meternos a ver cómo van, como El es tan sabio y amoroso, lo compone todo, Los problemas no se solucionan con el ego, queriendo controlarlo todo.
- 7. TODO ESTÁ CONSUMADO
Cuando se ha concluido algo a cabalidad, sin que quede nada pendiente, uno se va y deja todo en manos del Padre, diciendo como Jesús: «Todo está consumado». Hagamos todo nuestro trabajo con tal perfección, exactitud y pulcritud, que podamos entregárselo a la Divinidad sin enmiendas, inexactitudes, retroactivos ni ninguna de esas cosas. Jesús, en vez de protestar por lo que le estaba pasando, parecía estar invadido de una gran satisfacción, que le traía paz a su alma, al decir: «Ya está hecho lo que tenía que hacer, así me puedo marchar tranquilo”.
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Ref: “Jesús “ de Rubén Cedeño
Escuchala a Silvina González en su micro completo:
