Gutenberg no inventó la imprenta sino que ideó el procedimiento de imprimir en caracteres móviles (tipografía), es decir, inventó la imprenta «moderna», una de las revoluciones de la historia, que transformaría la difusión del conocimiento y del saber en Europa primero y más tarde en el mundo.
Antes de su descubrimiento, los monjes y frailes realizaban las copias manuscritas por encargo de reyes, nobles o del propio clero. No todos sabían leer y escribir, y muchos se limitaban a copiar unos signos que no entendían. Esto era importante pues algunos libros estaban prohibidos (medicina, sexo…) y de esta manera no sabrían interpretarlos cuando los copiaran. Era un trabajo arduo que en ocasiones demoraba hasta diez años para copiar un solo libro.
Esta labor se realizaba en los escritorios de los monasterios, aunque en el siglo XIII, se desplazó a los talleres de las primeras universidades.
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Para publicar panfletos políticos, publicitarios o trabajos de pocas hojas, se empleaba la xilografía. Esta técnica consistía en trabajar el texto en hueco sobre una tablilla de madera que se acoplaba a una mesa de trabajo. Tras impregnarla con tinta negra, roja o azul, se aplicaba el papel y se fijaba con la ayuda de un rodillo. Uno de los inconvenientes que presentaba este proceso era que no podían hacerse muchas copias con el mismo molde pues la madera se desgastaba fácilmente.
El papel – hecho con lino y cáñamo – lo fabricaba cada impresor y en él realizaban una marca de agua por la que se le reconocían sus trabajos.
Johannes Gutenberg (1398 aprox. – 1468) en realidad se llamaba Johannes Gensfleisch zur Laden zum Gutenberg. Nació en Maguncia (Alemania), una ciudad en la que años antes la peste negra había hecho estragos entre la población. De su vida no quedan muchos documentos escritos aunque se sabe que su familia no pasó apuros económicos. A los 35 años se trasladó a Francia dedicándose a tallar piedras preciosas y a la fabricación de espejos que luego vendía a los peregrinos que acudían a Aquisgrán para que los colgaran en el sombrero, en los bastones o en las túnicas, para captar los destellos de las imágenes sagradas y así transmitir su bendición. Su espíritu empresarial y su pericia técnica hizo que tras su regreso a Maguncia formara una sociedad y, gracias a dos préstamos de 800 florines cada uno otorgados por Johannes Fust, publicara el Misal de Constanza (1.449), el primer libro tipográfico del mundo, iniciando al mismo tiempo su proyecto de la Biblia de 42 líneas (se refiere al número de líneas impresas, a dos columnas, en cada página), el incunable más famoso de la historia.
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La impresión, en latín, finalizó, según algunas fuentes, el 23 de febrero de 1455.
Parece ser que se imprimieron menos de 200 ejemplares, más de la mitad de los cuales se hizo en papel y el resto en pergamino.
En la actualidad se conoce el paradero de 48 ejemplares originales de la Biblia de Gutenberg, pero sólo 21 están completos.
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Fuentes: National Geographic / franciscojaviertostado.com