El 14 de marzo de 1877 falleció en Inglaterra, una de las figuras mas controvertidas de nuestra historia, Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rosas y López Osornio. Fue llamado el Ilustre Restaurador de las Leyes debido a sus «dotes de orden y unificación».
Conmemorando la fecha de su deceso, compartimos algunos datos curiosos de su vida:
– Se casó con Encarnación Ezcurra y Arguibel a los 20 años. Los padres del novio se oponían a este enlace, por lo que, Encarnación y Juan Manuel tramaron una hábil estratagema: Encarnación le escribió una carta a su novio en donde le informaba que estaba embarazada, cosa que no era cierta, con la intención de que la misiva cayera en manos de Agustina López Osornio, la madre de Rosas. De acuerdo con lo previsto, ésta encontró la carta y, unos días después, el 16 de marzo de 1813, los dos jóvenes contrajeron matrimonio. Algunos dicen que la madre de Rosas se oponía al casamiento por la juventud de su hijo de 20 años, pero otros apuntan al estatus social de la novia y la posición incierta de Juan Manuel. Tuvieron tres hijos: Juan Bautista, nacido el 30 de julio de 1814, María, nacida el 26 de marzo de 1816 y fallecida al día siguiente, y Manuela, conocida como Manuelita, nacida el 24 de mayo de 1817, quien luego sería su compañera inseparable.
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– Tenía un raro sentido del humor y, tal como acostumbraban los reyes medievales, tenía para entretenerse y divertir a sus invitados, una cohorte de bufones o payasos a sueldo. Su bufón favorito se llamaba Eusebio. De este bufón, que según parece, era mentalmente anormal, Rosas solía bromear diciendo que era novio de su hija Manuelita, quien se irritaba mucho por eso.
– Nunca usó zapatos, siempre calzó botas.
– Durante su estancia en Inglaterra y según cuenta él mismo en una carta a su amiga Josefa Gómez, se afeitaba cada ocho días, para poder ahorrar ya que iba al barbero para tal fin. «Y por la misma necesidad de economizar lo posible, no fumo, no tomo vino ni licor de ninguna clase. Ni tomo rapé, ni algo de entretenimiento».
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– Se le han atribuido muchos hechos heroicos que jamás ocurrieron, como su presunta intervención en las Invasiones Inglesas, «peleó junto al cañón» dice un historiador. Está probado documentalmente que Rosas no se presentó al servicio en junio de 1806, diciendo que estaba enfermo, pero por supuesto que siguió cobrando su sueldo. La lista de pagos del mes siguiente aclara al margen: «Juan Manuel de Rosas se apartó del servicio el 1 de julio». Por esto, no tubo ocasión de tomar las armas en la bravía defensa de Buenos Aires.
– Los antirrosistas también son creadores de algunos fraudes de la historia. Uno es, que Rosas habría suprimido la vacunación antivariólica por razones de presupuesto. Solo basta para desmentir esto la existencia de las listas de vacunados, en las que se constata que hubo mas de dos mil en 1838.
– No fue, como muchos suelen decir, un defensor de la soberanía nacional. Lo fue durante el bloqueo al que nos sometieron los ingleses y franceses, pero solo porque no podía hacer otra cosa. En cambio en 1829 Rosas colaboró moral y materialmente con el vizconde francés Venancourt, cuando éste atacó a la escuadra argentina en represalia a la acción del Gobierno argentino de hacer cumplir el servicio militar a los ciudadanos franceses residentes en nuestro territorio.
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– Durante su gobierno los ingleses ocuparon las Islas Malvinas (1833), desalojando a la guarnición argentina. Rosas solo las reclamó mediante anuales notas rutinarias de protesta diplomática. Según el historiador Alonso Piñeiro, existen incontables pruebas «documentales en el Archivo General de la Nación sobre el ofrecimiento que hizo a Inglaterra del archipiélago, a cambio de que se dejara sin efecto la deuda nacional con la firma Baring Brothers & Co. de Londres», a esta empresa se le había pedido un controvertido préstamo durante el gobierno de Rivadavia.
– Otra curiosidad de Rosas es que usó dentadura postiza, al menos durante su estadía en Inglaterra. Este hecho se constató, cuando sus restos fueron repatriados en 1989. El 27 de septiembre ante la presencia de los descendientes, se abrió el cajón en el que había sido enterrado Rosas. Cuando se levanta su cráneo, se desprendió la mandíbula y detrás de ella una dentadura postiza. Esta pieza era de muy buena calidad y probablemente hecha en Inglaterra. Al parecer Rosas sufrió toda su vida de problemas con los dientes, perdiendo muchos de ellos, ya que se los extractaban, no los arreglaban como hacen hoy en día. Partió hacia Inglaterra sin varios de sus dientes, pero según los especialistas, es en esta isla donde se habría precipitado su problema dental, perdiendo la gran mayoria. Al parecer Rosas aparte de maniático, era coqueto, ya que se hizo enterrar con su dentadura puesta. También lo acompañó en su viaje eterno su plato favorito, que era de porcelana.
Fuente: oocities.org
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