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miércoles, enero 22, 2025

BREVES HISTORIAS DE MERCEDES: BARRIO DE LOS SAPOS, LOS PRIMEROS LIBERANOME

SEGUNDA PARTE

Imagen, meramente ilustrativa

Liberanome es uno de los apellidos más famosos del barrio Los Sapos. Eran cuatro hermanos, Ernesto, Seferino, Nicolás y Antonio. Estos dos últimos eran los mayores de una gran familia, cuyo padre, don Constancio Liberanome, hombre de trabajo, había llegado de Italia alrededor del año 1885.

Los cuatro hermanos eran decididos, pero los que más ocasiones tuvieron de demostrarlo fueron Nicolás y Antonio, que nacieron en ese barrio, en pleno corazón del Sapo, en calle 41 e/16 y 18 y fueron creciendo en un entorno en el que temprano convenía cargar armas y aprender bien su manejo, porque el ataque abierto o solapado esperaba en cada esquina.

Ambos tuvieron el coraje y la audacia suficiente para enfrentar contingencias que estaban allí mismo, rodeándoles siempre con lo imprevisto y no pocas veces con lo fatal. Nicolás, sin ir más lejos, fue muerto en un tiroteo protagonizado por policías y civiles en un conocido suceso que tuvo lugar en la esquina de la recova y del que nos referiremos en otra entrega.

Remontándonos a diciembre de 1919, ocurre en el barrio El Sapo, alrededor de la una de la mañana, otro impresionante tiroteo. En el almacén de la esquina de 14 y 41 está Quintín Romero, hombre de recia estampa criolla que llama la atención de todos por su porte áspero, su cutis morocho subido y rasgos aindiados, su melena larga y lacia, sus botas de taco alto y su larga capa negra con cadenas y hebillas doradas para protegerlo de los fríos del invierno. También están en el lugar, entre otros, Paco Romero, Feliche Russo, Mecho Quintana, Eudosio Martínez, Ernesto Liberanome y Pedro Martínez, todos hombres de portar armas y de usarlas en cualquier momento.

Quintín y Ernesto ya habían tenido en el pasado alguna incidencia… El primero, en determinado momento, extrae el revólver, aunque las cosas no pasan a mayores gracias a la intervención de Feliche Russo y algunos otros, que interceden para recuperar la paz, aunque la atmósfera permanece tensa.

La noche sigue su curso y en un momento dado hace su entrada Antonio Liberanome, que llega para llevarse a su hermano a quien convence de la conveniencia de retirarse. Los separa de su casa tan solo una cuadra y media.

Antonio toma a su hermano Ernesto de un brazo e inician la marcha, pero a poco de andar notan que los siguen. Era Quintín en compañía de otros. Cuando han transitado una media cuadra, el enfrentamiento es inevitable. Ya se han intercambiado palabras agresivas y comienzan a sonar los primeros disparos.

Antonio abre fuego, mientras con su cuerpo trata de proteger a Ernesto. Sin embargo, este cae herido en una pierna.

El tiroteo y las pitadas de auxilio de algún vigilante rompen el silencio de la noche.

Cuando al fin arriba la policía, encuentran en el lugar a cuatro personas heridas: Quintín Romero, que muere en el hospital; Pedro Martínez, al que le amputan un brazo; Ernesto Liberanome, con una herida de bala en su pierna y Antonio que, a pesar de presentar una herida grave en su pecho, puede llegar por sus propios medios a su casa.

Nicolás

Más adelante, una mañana del año 1920, al mismo almacén de 14 y 41, llega Quicho Giménez, hombre del barrio que había purgado sentencia en la cárcel durante años, debido a un episodio que incluyó tiros y en el que se registraron muertos y heridos.

En el lugar se encontraba Nicolás Liberanome, a quien, sin más preámbulos encara y reprocha por haberle dado una bofetada a su hermano la noche anterior.

Giménez está ebrio y Nicolás sabe que la agresión está próxima. Pero no quiere pelear, por lo que ensaya alguna disculpa. Sin embargo, esto enardece más a Giménez y terminan saliendo a la calle a resolver la disputa.

A los pocos pasos desenfundan los revólveres y disparan.

Quicho Giménez, hombre alto, corpulento y con fama de buen cuchillero, termina tendido sobre la vereda, malherido. También es alcanzado por las balas Nicolás Liberanome.

Insólitamente, ambos terminan en el hospital en la misma sala.

Giménez, producto de las heridas, fallece a los pocos días; en tanto Liberanome salva su vida, muriendo años después en el sangriento tiroteo que se produjo en la esquina de La Recova, en calles 24 y 27, y al que nos referiremos en otra entrega sobre los sucesos que tuvieron lugar en el barrio de Los Sapos.

Fuente: La Sangre en las Esquinas, Raúl Ortelli

 

 

 

 

 

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