La crisis en la histórica láctea, pilar de la economía local, escala. ATILRA y los empleados realizaron una jornada de panfleteo en Ruta 5 mientras crece el temor por la parálisis total y la falta de respuestas de la gerencia de capitales venezolanos.
El conflicto en la usina láctea La Suipachense no cesa y, a medida que pasan los días, la tensión y el miedo en la localidad aumentan. Los trabajadores, en una nueva jornada de protesta, salieron hoy a la calle para visibilizar la grave situación de la empresa insignia de la ciudad.
Junto al gremio ATILRA, los empleados realizaron una entrega de panfletos en la Ruta 5 y el acceso Padre Brady. La acción se desarrolló sin interrumpir el tránsito y con asistencia de la Policía Comunal, buscando informar a la comunidad sobre la parálisis de la planta y la desesperante situación de las familias que arrastran casi tres meses de atraso en el cobro de sus haberes.
Despidos Agresivos y Silencio Empresarial
La crisis se desató a fines de agosto, cuando la empresa de capitales venezolanos envió nueve telegramas de despido con términos «muy duros», buscando la figura de «justa causa» y acusando a los trabajadores.
Ante esta decisión, el gremio lácteo profundizó sus medidas y tomó el control directo del ingreso y egreso de la fábrica. La medida busca forzar una reacción de los propietarios, quienes, según fuentes gremiales, «no dan señales desde hace semanas».
La incertidumbre es total. «No se sabe quién está de la representación del grupo venezolano. Los empleados los han llamado varias veces, pero ellos no contestan más, es una cosa muy rara», explicó una fuente cercana. El temor a represalias también se instaló, llevando a muchos trabajadores a evitar hablar públicamente.
De 250 mil Litros a Cero Operación
El trasfondo económico de la crisis es desolador para la planta que, con 75 años de historia, fue un motor económico y social.
- En su mejor momento, La Suipachense procesaba 250.000 litros de leche diarios.
- Hasta la semana pasada, trabajaba con un mínimo de 40.000 litros, pero hoy la cifra cayó a cero.
- Los productores tamberos se han alejado: de 180 que abastecían la planta, solo 40 quedaban hace unos días y hoy el número se redujo a cero.
A los atrasos salariales se suman deudas millonarias con proveedores. Desde el gremio remarcaron que su intervención, que incluyó la ocupación de la administración a fines de julio, buscó únicamente asegurar el pago de sueldos y sostener un mínimo de operación.
Según cálculos extraoficiales, la planta arrastra un déficit estructural: necesita alrededor de $3.000 millones mensuales para operar, pero solo venía recaudando unos $500 millones. La falta de diálogo tras los despidos solo agrava la crisis de la histórica láctea, cuyo futuro sigue en total incertidumbre.
Foto: Jorge Lasala