Hace bastante tiempo que escribo con la idea de compartir, a veces, comentarios sobre observaciones particulares y generales de la vida cotidiana, algunas reflexiones personales, mis puntos de vista sobre temas específicos, y también opiniones políticas, siempre en calidad de aprendiz.
La escritura, es una de las tantas enriquecedoras artes que ha desarrollado la humanidad, y obviamente, en mi caso, lejos estoy de considerarme escritor, la practico de vez en cuando. Valoro a aquellos que, en el ejercicio de un arte tan noble, logran transmitir algo que le hace bien al otro, a los demás.
A lo largo de la historia sobran los ejemplos, pero no son todos conocidos, muchos y muchas escriben en la más absoluta intimidad, y también está bien, porque les hace bien a ellos.
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Militante peronista, de casi toda la vida, me afilié al PJ después de cumplir los 18 años,
en 1973, en los jardines del Comedor Universitario, en 1 y 50, de la ciudad de La Plata. A
mis 70, más que nunca convencido que la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación
se construyen cada día, comenzando por la Patria, siguiendo por el Movimiento
(nacional), y después el tiempo de los hombres, todavía siento que contribuyo con el
sueño de una Patria socialmente Justa, económicamente Libre y políticamente
Soberana.
Definitivamente, así debe ser, porque siempre fue así, desde los tiempos más remotos
de nuestra existencia como especie. Cuenta la Historia que, por haber sido una
expedición, la primera de Colón, financiada con fondos de origen español, más
precisamente de la Corona de Castilla, todo lo descubierto pasaría a integrar sus
dominios. Y así fue al principio, pero no exclusivamente. Al poco tiempo surgieron las
primeras divisiones en el Nuevo Continente, ingleses, franceses, holandeses y otros
tantos, por el Norte, y portugueses por el Este de Sudamérica.
Nuestros predecesores, los originarios de estas tierras, también tuvieron lo suyo. En el
Sur, tanto la guerra civil iniciada en 1529 entre los hermanos Huáscar y Atahualpa, por
la sucesión del trono, que fue determinante para la caída del imperio incaico en manos
españolas, como en 1521, en Mesoamérica lo fue la caída de la Triple Alianza, unión de
las ciudades de Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan, que formó el Imperio Azteca, también
en manos españolas, pero con la colaboración de otros pueblos indígenas, como los
Tlaxcaltecas y los Totonacas, entre otros, confirma que LA DIVISION, sin importar la
esencia de los intereses que la impulsan (políticos, económicos, religiosos, etc., etc.),
termina siempre beneficiando a terceros instigadores. Es lo contrario de LA UNION.
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Desde entonces, en nuestra América, pasaron nada más que 500 años de luchas por
ideales y también por intereses, obviamente. Siempre perdimos los populares. Hasta que
en Argentina llegó el peronismo, un 17 de octubre de 1945, hace apenas 80 años. Ahí
comenzó el cambio de rumbo, que aún no finaliza. No fue ni fácil ni gratis, y tampoco lo
será en el corto y mediano plazo. Lamentablemente, en el camino quedaron miles de
Compañeros y Compañeras, perdimos a Evita y al General, y perdimos a Néstor. Pero
todavía está Cristina, “todavía cantamos”.
No pretendo descubrir la pólvora, pero está claro que, como Nación, tenemos un gran
dilema a resolver, y porque desde hace más de 200 años transitamos una situación
compleja, cuasi indefinida que hay que enfrentar en forma urgente, porque tenemos la
obligación ética, moral, personal, política, familiar, generacional, etc., pongámosle el
nombre que se nos ocurra, o todos los nombres juntos si así lo prefieren.
La salida de este laberinto no es individual, es colectiva, no es tecnocrática, es política,
no es personalista, es orgánica, y según mi análisis, creo que la misión de convocar para
reagrupar a las distintas expresiones del campo nacional popular, espacio donde el
peronismo es determinante, detrás de un proyecto de país que nos devuelva la
esperanza, le corresponde ٞúnica y casi exclusivamente a Cristina.
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Hoy por hoy, puede ser nuestra gran oportunidad. Una amplia convocatoria dirigida a
todo el Pueblo argentino, a quienes nos consideramos parte del vapuleado campo
nacional y popular, personas, partidos políticos, entidades gremiales, religiosas, sociales,
productivas, etc., etc., para expresarle al mundo entero que la Nación Argentina ratifica
su condición de país soberano, en desarrollo, neutral, anticolonialista, antiimperialista,
no intervencionista y respetuoso de la multipolaridad. Que integramos, promovemos y
somos impulsores de la Patria Grande, que nos reconocemos integracionistas
continentales, regionales y nacionales. Y que las Malvinas son argentinas.
Pero, siempre es recomendable “predicar con el ejemplo”. Empezar por casa. Por eso
hay que empezar por el Justicialismo, esa locomotora del movimiento nacional. Sin su
locomotora en condiciones, el tren no se mueve.
Cristina, injustamente presa, es la única que nos puede convocar a LA UNIDAD y
conducirnos hacia un proceso interno de transición, reorganización, reestructuración y
fortalecimiento partidario. Proceso que deberá ser planificado, democrático y
participativo, sin exclusiones de ninguna naturaleza para que la conducción partidaria
que surja sea el resultado de una construcción política interna sólida pero diversa,
policlasista y multisectorial.
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Como militante peronista tengo presente aquellas palabras de Evita: “el peronismo será
revolucionario o no será nada”. Bueno, creo que llegó la hora de las definiciones, por eso
estoy convencido que el mejor legado de Cristina, como punto de partida de ese proceso
interno, y en su calidad de Presidenta del Partido Justicialista, sería hacer que
públicamente todos los actuales dirigentes partidarios, los responsables de gestión y los
representantes legislativos, asuman aquellas palabras.
Tenemos que llenar estadios delineando un nuevo modelo de País, ante esta locura cruel
que nos gobierna. El Pueblo y la Nación Argentina necesitan urgentes resultados
positivos a su favor (paz, pan, trabajo, inclusión, crecimiento, desarrollo, etc.).
Solo Cristina puede convocar y conducir, y un nuevo PJ, en cada pueblo y en cada ciudad del país, se hará cargo, “sin que importe el color del gato, siempre y cuando cace ratones”.
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DANIEL RIOS
15/11/2025










