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sábado, octubre 5, 2024

LA CRÍTICA DE SUSANA SPANO: «EL MARQUÉS DE SADE»

Por: Susana Spano

El 20 de septiembre de 1984, en medio de la esperanza democrática, Ernesto Sábato entregaba al entonces presidente de la República Argentina, Raúl Alfonsín, la recopilación de datos hecha por un grupo de notables, que conocieron a partir del testimonio de las víctimas lo sucedido en los campos de concentración que funcionaron a partir de 1976.

Este informe, poco tiempo después se transformó en un libro publicado por EUDEBA  -Editorial Universitaria de Buenos Aires –  y fue sintetizado en una frase: “NUNCA MÁS”, que acuñó un gran dramaturgo argentino: Carlos Somigliana. Uno de los autores medulares de la generación del 60 y fundador de Teatro Abierto que compartió época, estilo de escritura y, en algunos casos, amistad con escritores como Ricardo Halac, Roberto Cossa, Osvaldo Dragún, Germán Rozenmacher, Griselda Gambaro y Ricardo Talesnik.

Sus obras de teatro indagan en hechos del pasado para pensar el presente, combinan referencias o personajes históricos con situaciones ficcionales, insólitas y cargadas de metáforas, como es el caso de la pieza que, justamente el 20 de septiembre pasado, subió a escena en el Museo de Arte Moderno Mercedes – MAMM – Fabián Morales, responsable de la Primera Maratón Teatral Mercedes 2024, “Tulio Carella”

Un grupo de actores que pertenecen al Taller Municipal  de Teatro, dio vida a “El Marqués de Sade” – texto basado en la obra de Somigliana “El Nuevo Mundo” y adaptada por Morales -.

La obra, inscripta en el grotesco, muestra la llegada de un ser espurio y depravado, como el tristemente célebre Marqués de Sade, al Nuevo Mundo: América, al tiempo que hace desfilar a los actores que componen el entramado social del momento: Lucinda  (Gaby Quiroga) – la criada, el pueblo -; madame Roberta (Adriana Giordano) – la clase alta de dudosa moral -; el ministro de gobierno (Exequiel Crocci) – la nueva especie política de América, solapada y deshonesta -; el falso fraile(Charly Vera) –  que muestra la hipocresía de la Iglesia -; el policía corrupto (Javier Torres) capaz de crear todas las mentiras posibles, tapando la realidad por dinero y el Marqués de Sade (Pablo Sana) que aunque anacrónico, al incorporar a un personaje de 1814 en la Nueva América,  muestra  la añoranza burguesa de los que dominan por adoptar el sadismo del que Sade hace gala desde que se inicia la pieza, importándolo a estas nuevas tierras e instalándolo en ellas definitivamente.

La obra, planteada desde el absurdo y el humor, fue una característica propia de los años de Teatro Abierto, durante el proceso, para poder llevar adelante una crítica social sobre lo que acontecía. Sin embargo, curiosamente, es de una actualidad abrumadora para nuestra sociedad, donde vemos cómo se reproducen patrones comunes que, a través de la versión de Fabián Morales la convierten en una gran metáfora del poder, que revela un mundo impiadoso y cruel que somete y destruye a los más débiles.

El trabajo de los actores fue en general muy bueno; Lucinda  (Gaby Quiroga) compuso a una criada ingenua y obediente, que sorprende hacia el final de la pieza.

Marqués de Sade (Pablo Sana) dotó a su personaje del desenfado y la voluptuosidad que éste requiere, logrando algunos momentos hilarantes en distintas intervenciones.

Madame Roberta (Adriana Giordano) supo transmitir con eficacia los estados por los que pasa su actuación: insinuante, cínica, tornadiza o complaciente, según el interlocutor con el que se enfrenta.

Fray Nicasio (Charly Vera) comunicó hábilmente la hipocresía de su personaje y le dio tintes de credibilidad y expresión.

Un párrafo aparte merece la actuación del policía (Javier Torres) que realizó una verdadera creación al mostrar un representante de la ley, corrupto, cobarde y servil ante el poder. Su histrionismo se tradujo en un expresivo discurso, acompañado de un acting convincente y uno de los momentos más logrados del espectáculo.

Buena fue la actuación de Exequiel Crocci que dio vida al Ministro de Gobierno; su parlamento final fue es perturbador, por la carga de cinismo de sus palabras en el cierre.

En suma una lucida actuación del grupo de Taller Municipal  de Teatro, que dirige Fabián Morales, quien adaptó y dirigió la pieza con eficacia y añadió un final distinto a la obra; uno que clausura toda la fuerte comicidad que propone el texto y es reemplazada por el abrupto apagón final donde aparecen muchos fantasmas que tristemente reconocimos.

En el día en que se cumplieron 40 años de la entrega del documento de la CONADEP al presidente Alfonín, y cuyo título: “NUNCA MÁS” fue creado por Carlos Somigliana, no pudo haber mejor homenaje a su autor que el recuerdo de esta digna representación teatral.

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