Por: Graciela Medina
Hoy nuestro querido diario «El Oeste» conmemoraría su centenario.
Lamentablemente, los abatares de nuestro país, hicieron que para estos 100 años, tan esperados, no pudiese estar en la calle.
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Para los que hemos tenido el orgullo de formar parte de su staff, y compartir tantos buenos momentos, aprendizaje y crecimiento profesional, y personal, será inolvidable!.
«EL Oeste» es y no fué, sin duda un hito de la historia mercedina, no solo periodísticamente, sino de la historia de nuestro terruño, esa que «Don Zenón» analizaba sesudamente «Desde un banco de la plaza», dándole la impronta de sus observaciones, a los temas mas diversos, en los cuales siempre nos dejaba «mucha tela que cortar».
Mas allá de la tecnología, cada vez que alguien necesita datos históricos sobre acontecimientos puntuales, recurre invariablemente al archivo de «El Oeste», donde sin duda encontrará respuestas.
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Para quienes abrazamos esta profesión, haber formado parte de sus páginas es un honor. Compartir ese medio en el que tantos grandes publicaron a lo largo de los años, es un premio por si mismo.
En un país en constante cambio como este, donde cada día nos sorprende la información, hacer un diario «Del pueblo y para el pueblo», sin claudicar en este cometido a pesar de haber atravezado momentos muy difiles, es un verdadero privilegio. Esta historia tiene muchos nombres, desde Raúl Bustos Berrondo,su fundador y artífice, el inolvidable Teobaldo Bustos Berrondo con Nelly su esposa y compañera siempre a su lado, Alfredo Arzamendi y el Dr. Rivera, Marcelo Bustos Berrondo fiel siempre a su antigua máquina de escribir, Daniel Bustos Bertondo y su esposa Raquel marcándole su impronta, Javier Bustos Berrondo poniendo su aporte, Miguel Bustos Berrondo y su esposa Cristina, apuntalando la pata publicitaria tan necesaria. Américo Altavista, un verdadero maestro y los queridos compañeros que siguiendo su historia continuando con «El Oeste de Mercedes» hasta su cierre. Adriana Lofrano, un párrafo a parte para ella, la secretaria perfecta, el alma mater, atenta a todo y a todos, un ser humano fuera de serie. Walter Altavista excelente periodista, la dulce Luciana Rivera en la redacción junto con el querido Negro, Daniel, Mario, Clarisa, los imprescindibles impresores y linotipistas y los canillitas, indispensables en su trabajo.Todos los que trabajaron a diario y por supuesto quienes apostaron a que El Oeste siguiera trayéndonos cada día, La ciudad por debajo de nuestra puerta.
A los que pasaron por allí, a los que lo leyeron cada mañana, a los que desde algún rayito de sol, lo vieron crecer y andar como soñaron un día, les decimos que siempre lo recordamos y les agradeceremos, haber formado parte, de esa maravillosa aventura de informar.








