Igual que en 2001. Esta iniciativa surge de mujeres que se organizan para tender una mano en momentos difíciles.
Un grupo de vecinas del Barrio Belgrano organizó un trueque con el único fin de ayudarse a enfrentar la crisis económica que vive Argentina. Con los precios de los alimentos por las nubes y los sueldos de los trabajadores congelados, se hace cada vez más difícil llegar a fin de mes. En este contexto, no hay tiempo para dudas. Enseguida pusieron manos a la obra: “¿Adriana que te parece si armamos un trueque?” Le preguntó Graciela Andreani a Adriana Rios, su amiga de toda la vida. Así, publicó un informe Infociudad.
Al poco tiempo, en el garaje de una de ellas, se armaron largas mesas donde ordenaron ropa, calzado, botellas de aceite, leche, condimentos, y hasta verduras para intercambiar con los vecinos que lo necesiten. Aclaran que no se maneja dinero para nada: “Mucha gente no entiende porque nunca lo vivió, acá no se compra. Nos preguntan cuánto vale la leche, y les explicamos que tienen que venir a intercambiar lo que no usan, o lo que tienen de más, que le puede servir a otro”.
Una de las organizadoras da un ejemplo: “Por ahí tenés un paquete de harina en tu casa que no lo estás usando y necesitas un puré de tomate para hacer un tuco, o la cambias por una mermelada y así salvaste la merienda de los chicos”.
“Esto surge por la necesidad. Si a vos te sobra un tomate, y otra persona tiene una papa, intercambiamos. A nosotros nos dan mercadería, pero no se trata solo de comer arroz o fideos hervidos, tenemos la necesidad de comer verduras, carne…” explican.
Actualmente reciben de todo: comida, ropa, juguetes, etc. Lo único que no aceptan son herramientas y rodados como bicicletas, porque hay muchos robos y no quieren tener problemas.
Las vecinas no descartan la posibilidad de sumar un nuevo día a la actividad, los sábados por ejemplo, para que puedan ir los hombres, que durante la semana trabajan y no llegan a ir.
Con nostalgia expresan: “Esperemos que algún día vuelva a hacer como antes, que había de todo”. Las vecinas esperan que pronto mejore la situación que están viviendo. “Ojalá se acomode y tengamos que terminar con todo esto, que no tendríamos por qué hacerlo, pero hoy las circunstancias y la necesidad nos obligan y no es ningún delito lo que estamos haciendo, es ayudarnos entre todas”.
En plena crisis del 2001 en San Andrés de Giles se desarrollaba un gran trueque en la vieja terminal. Los vecinos intercambiaban de todo. A medida que Argentina fue superando la difícil situación económica, el trueque quedó solo como un recuerdo. Hasta ahora, que volvió a originarse en los barrios de nuestra ciudad.
“Ha venido gente corriendo desesperada porque no tenían leche para las criaturas, y nosotras se las damos, porque sabemos la necesidad”, comentan las vecinas, preocupadas, pero con ímpetu, porque esta difícil situación es la que las impulsa a seguir adelante con el trueque. “Si la economía sigue así, esto va a seguir creciendo y queremos que la Municipalidad nos ceda un lugar un poco más grande”.
Entusiasmadas con seguir ayudando, cuentan que han tenido muy buenas repercusiones. La gente colabora y llevan tantas cosas para intercambiar que a veces el garage les queda chico. “Todos los comentarios que nos hacen son a favor, la gente nos felicita, esto es un beneficio para todos, estamos haciendo algo para bien, para sobrevivir”.
