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lunes, octubre 20, 2025
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CURIOSIDADES DEL 26 DE ENERO: EL CURA BROCHERO

El 26 de enero de 1914, en Villa del Tránsito, Córdoba, moría San José Gabriel del Rosario Brochero, también conocido como el Cura Gaucho.

Para alcanzar la canonización el Vaticano necesita de dos milagros admitidos por la Iglesia Católica. Puestas a consideración las intercesiones atribuidas al Padre Brochero, fue canonizado el 16 de octubre de 2016 por el Papa Francisco.

Los dos milagros que se le atribuyen son:  en septiembre de 2000, debido a un accidente automovilístico sufrido por el niño Nicolás Flores (de 11 meses de edad al momento de la tragedia), sufre traumatismos craneoencefálicos graves, con pérdida de masa encefálica y masa ósea y varios paros cardiorespiratorios. Al verlo en un estado tan grave, el padre de la criatura en su desesperación le ruega al Cura Brochero que interceda por la vida de su niño. A los pocos minutos el pequeño Nicolás deja de respirar. De casualidad aparece en la ruta un bombero quien inmediatamente inicia las maniobras de resucitación. Si bien logra sacarlo del primer paro, el bebé sufre varios más. El último de ellos, con declaración  de muerte en medio, dura 25 minutos de intentos de reanimación. Con el riesgo de vida superado, los médicos le pronostican a los padres que el pequeño no podría ver, hablar ni caminar de nuevo. Su recuperación es hasta hoy inexplicable para la ciencia, dado que, con solo la mitad del cerebro Nicolás habla, lee, camina y lleva una vida perfectamente normal.

El segundo milagro atribuido a Brochero, es el caso de la niña sanjuanina Camila Brusotti, que en octubre de 2013, producto de una brutal golpiza propinada por su madre y su padrastro,  le produce un infarto masivo en el hemisferio cerebral derecho. De hecho llega al hospital con el parietal derecho destrozado. El diagnóstico médico fue contundente: si Camila lograba sobrevivir quedaría en estado vegetativo. El padre biológico de la pequeña en su desesperación, le rezó a una imagen del Cura Gaucho rogándole por la vida de su hija. Increíblemente, luego de haber estado en terapia intensiva, en dos meses Camila recuperó los sentidos y fue dada de alta. Con posterioridad se le implantó una placa reabsorbible en la cabeza y hoy en día lleva una vida sana y normal junto a su padre, quien ahora tiene la potestad de la niña.

Fuente: La Nación

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