En 1820, una ballena gigante, de cerca de 26 metros de largo -la longitud promedio es de 15 metros- atacó y hundió a un ballenero estadounidense llamado Essex, que había estado persiguiendo y arponeando a otros miembros de su manada en el Pacífico Sur.
Tras el naufragio los veintiún marinos que se encontraban abordo se embarcaron en tres pequeños botes balleneros usados como botes salvavidas, con escasos suministros de comida y agua dulce. Tras algunos días de navegar a la deriva arribaron a la isla deshabitada de Henderson, en el sur del Pacífico. Allí, los hombres se alimentaron de aves, pescado y vegetales; además encontraron una pequeña fuente de agua dulce. Sin embargo, tras una semana, agotaron los recursos naturales de la isla, y concluyeron que esta no podría sostenerlos por mucho más tiempo. La mayoría de los tripulantes del Essex volvieron a sus botes; sin embargo, tres hombres optaron por permanecer en la isla.
Uno por uno los hombres del Essex que optaron por seguir viaje fueron muriendo. Los primeros en fallecer fueron amortajados en sus ropas y sepultados en el mar, siguiendo la costumbre. Sin embargo, al agotarse la comida los hombres recurrieron al canibalismo para lograr sobrevivir, alimentándose de los cuerpos de sus compañeros muertos. Hacia el final de la terrible experiencia los hombres debieron hacer un sorteo para determinar quién debía morir para la supervivencia de los demás integrantes de la tripulación.
Más de tres meses después del hundimiento del Essex, fueron rescatados por otro buque ballenero, el Dauphin. Solo quedaban dos sobrevivientes. Ambos hombres para ese momento estaban tan disociados que ni siquiera notaron el Dauphin junto a ellos.
Por su parte los tres náufragos que habían permanecido en la isla sobrevivieron por su lado tomando medidas desesperadas similares, y fueron rescatados por el barco mercante británico Indian, 93 días después del naufragio del Essex.
Dos de los sobrevivientes escribieron la historia. Owen Chase publicó su relato a los pocos meses de regresar y su texto fue leído por un público numeroso. El otro, escrito por Thomas Nickerson 50 años más tarde, nunca llegó a publicarse. Fue descubierto en un ático en 1960, 80 años después de su muerte. Los textos difieren en algunos detalles, pero ambos coinciden en su versión de cómo se hundió el barco.
Herman Melville escuchó la historia, se reunió con el capitán del Essex y así fue como se inspiró para escribir su novela Moby Dick.
El título de la obra fue tomado del nombre de una ballena real: Mocha Dick, avistada por primera vez en el siglo XIX por un grupo de marineros cerca de la isla Mocha, en el sur de Chile. Mocha Dick era una ballena albina, descrita por el explorador Jeremiah Reynolds como un cachalote de «tamaño y fuerza prodigiosa… blanco como la lana». Según cuenta la leyenda, el animal mató al menos a 30 hombres. Tenía el cuerpo lleno de heridas de los muchos intentos que se hicieron por atraparlo.
Si los cachalotes pueden o no sentir emociones, como el deseo de venganza, es un tema que está en disputa. Pero lo que es notable, en la historia del hundimiento del Essex, es que, en este caso, el cachalote volvió para golpear la nave por segunda vez.
Fuente: Arturo Rendon Ayala / Wikipedia