El 15 de noviembre se celebra el Día Mundial de Limpiar la Heladera, una efeméride inventada por la marca de electrodomésticos Whirlpool Corporation, en los años 90.
Al principio las heladeras domésticas consistían en un armario de madera, aislado con un forro de pizarra que se cargaba con barras de hielo. El primer refrigerador “práctico” de la historia fue inventado por James Harrison y Alexander Catlin en 1850. En 1856, se construyeron nuevos modelos con un compartimento separado para guardar el hielo. El primer refrigerador «mecánico» lo fabricó en 1879 el ingeniero alemán Karl von Linde y se accionaba mediante una pequeña bomba de vapor. Pero no fue hasta 1913 cuando se comercializó, en Estados Unidos, una heladera verdaderamente útil y en 1923 apareció bajo la marca Electrolux la primera heladera eléctrica.
La heladera es uno de los elementos que primero caen en el olvido a la hora de adecentar la cocina y, sin embargo, es uno de los que más gérmenes contiene en su interior.
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Al menos así lo certificó en 2010 un estudio de la Global Hygiene Council para el que se examinaron muestras de hogares de nueve países diferentes. Durante la investigación, se descubrió que en el 40 % de las casas, el interior de las neveras tenían altos niveles de bacterias y moho capaces de afectar a los alimentos conservados.
Los alimentos contienen microorganismos que no vemos, estos se van acumulando y provocan olores, contaminan otros alimentos y pueden llegar a favorecer las intoxicaciones. Para evitar llegar a ese punto, hoy, en el Día Mundial de la Heladera Limpia, explicamos cuáles son los pasos a seguir para desinfectarla como es debido.
1. Desenchufar el aparato. El primer paso para hacer una limpieza adecuada es desconectar el electrodoméstico de la corriente. De esta manera no solo ahorraremos energía, también podremos trabajar de manera más cómoda y segura.
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2. Vaciar el contenido. El siguiente paso es vaciar la heladera. Lo ideal es conservar los alimentos en bolsas isotérmicas o en un lugar fresco para que no se deterioren durante todo el proceso. Antes de empezar a limpiar, debemos asegurarnos de que no hay placas de hielo. Si las hubiese, es recomendable esperar a que se descongelen.
3. Retirar las piezas desmontables. Las hueveras, los cajones, las bandejas y las otras piezas desmontables pueden lavarse mas práctica y facilmente fuera de la heladera.
4. Limpiar con agua y jabón. Mientras se secan las partes desmontables, podremos empezar a limpiar el interior con un paño húmedo y jabón neutro. Sin embargo, esto no acaba con las bacterias. Este primer paso únicamente sirve para eliminar la suciedad superficial, por ejemplo, las manchas o las incrustaciones.
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5. Desinfectar con vinagre. Para desinfectar y acabar con los microorganismos se necesitan soluciones químicas. Normalmente se suele utilizar vinagre porque debido a su acidez es un desinfectante natural que no deja residuos sintéticos. Si se prefiere, existen también productos específicos para descontaminar el aparato. Es muy importante no olvidarse de limpiar y desinfectar las gomas de la puerta o burletes que es donde se acumulan mayoritariamente hongos.
6. Dejar que se seque. Ya limpio el interior, dejar la puerta abierta para que se vaya la humedad. Para acelerar el proceso puede pasarse papel de cocina o un paño limpio.
7. La puerta exterior también importa. Aunque no lo parezca, la cara exterior de la heladera es una de las partes que debería limpiarse con más frecuencia. Sobre todo las asas de apertura, donde se concentra una mayor contaminación. Normalmente al cocinar y manipular alimentos es cuando se abre la puerta de la nevera sin una correcta higiene de las manos. Aquí sí se pueden utilizar productos de limpieza estándar, siempre y cuando se trate de materiales no oxidables.
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Aunque se recomienda hacer una limpieza a fondo cada tres o cuatro meses, existen también maneras de prevenir tanto la acumulación de microorganismos como el mal olor que estos provocan. Una de ellas es tan sencilla como limpiar al momento el derrame de cualquier producto, ya sea una gota de leche o un poco de mermelada. Otra de las claves es limpiar externamente los recipientes de cristal o tuppers antes de meterlos dentro de la heladera.
Para acabar con los malos olores se desaconseja totalmente el uso de ambientadores químicos para evitar que los alimentos absorban olores artificiales. Lo mejor es colocar alimentos muy ácidos o muy neutros, como un limón abierto o una pizca de bicarbonato.
Fuentes: Elconfidencial.com / Electrópolis.es / Daysoftheyear.com / Lavanguardia.com
















