Por: Marcelo Melo
Familia y compañeros del trabajador de prensa luchan por mantener viva su memoria y se muestran molestos que todos los acusados por el crimen se encuentren en libertad. En Mercedes, también el asesinato de José Luis caló hondo. Se generaron movilizaciones, Jornadas de Libertad de Expresión contra la Impunidad, y visitaron la ciudad muchas personalidades relacionadas a la lucha y los Derechos Humanos.

El fotógrafo José Luis Cabezas era asesinado hace 25 años (el 25 de enero de 1997) en una cava de General Madariaga, en un hecho perpetrado por una banda vinculada al empresario postal Alfredo Yabrán y que conmocionó a la opinión pública de una Argentina que, en el ocaso de los ´90, comenzaba a hacer vaivén en la disputa política entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde. El mundo puso sus ojos en el país.
A la par de lo que sucedía a nivel nacional aquel 25 de enero de 1997, en Mercedes se encendieron las alarmas no sólo en los trabajadores de prensa, sino también de la gente de la cultura y diferentes sectores políticos. Mercedes fue la punta del iceberg de la lucha en toda la zona.

Bisagra
En Mercedes también fue un momento bisagra para el periodismo local. Varios medios de comunicación y periodistas jóvenes por entonces, se posicionaron y comenzaron a mostrar el renacer periodístico de la ciudad.
Un grupo grande de trabajadores de prensa compuesto por Walter Altavista, Jorge Guevara, Marcelo Melo, Walter Anido, Gerardo Caballero, Fernando Luna, Miguel Demergasso, Margarita Garau, Celeste Burone, Cristian Falavella, Graciela Medina, Alejandro Cabrejos, Claudio Guevara, Fernando Pachiani, Marcelo Farias, Ricardo Iribarne y Angel Tessore, entre otros, fueron parte de la organización de las marchas, a los que se sumaron referentes de la cultura, política y derechos humanos, tales como Fabián Morales, Claudia Révora, Pablo Vignatti, «Bocha» Calloni y Javier Casaretto, entre otros, que derivó en la organización de dos eventos multitudinarios como lo fueron las Jornadas por la Libertad de Expresión. Grupo que siempre contó con el apoyo de la Asociación Judicial Bonaerense, encabezado por Mario García, y la compañía a todos lados del recordado Atilio Centeno.

Memoria
En la actualidad, familia y compañeros del trabajador de prensa que se desempeñaba en la revista Noticias (Editorial Perfil) luchan por mantener viva su memoria y deploran que todos los acusados por el crimen se encuentren en libertad.

Un año antes de su asesinato, Cabezas había logrado fotografiar al enigmático empresario propietario de la empresa OCA, durante la cobertura de verano que realizaba junto al periodista Gabriel Michi para Noticias. «Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente. Ni los servicios de inteligencia tienen una foto mía», era la frase que por entonces se le atribuía al dueño del emporio postal.

A 25 años del crimen, el periodista Gabriel Michi no duda sobre el efecto que causó aquella captura de Cabezas. «Con su foto, José Luis logró ponerle rostro al personaje más oscuro y poderoso de los años ’90. Con esa foto reveló muchos de los secretos que el poder no quería que salieran a la luz», señaló a la agencia de noticias Télam. «Sin dudas, desde el punto de vista político, el crimen de Cabezas marcó un antes y un después. La reacción social que hubo fue el principio del final del menemismo, que protegió al autor intelectual del crimen, Yabrán, a quien no quiso soltarle la mano hasta último momento y trató de proteger de todas las maneras posibles,» sentenció.

Actualidad política del momento
El homicidio fue cometido en tiempos en que Duhalde, en representación del Partido Justicialista, buscaba suceder a Menem, quien ejercía su segundo mandato como presidente y buscaba un tercero. La disputa entre el presidente y el gobernador, quien dijo que con el asesinato de Cabezas le habían «tirado un muerto» para trabar su postulación a la presidencia, se profundizó con el avance de la investigación por el asesinato.

En 1996, el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, había denunciado que Yabrán «lideraba una mafia enquistada en el poder», en una prolongada exposición ante la Cámara de Diputados. En tanto, Duhalde consideraba que Yabrán era «sospechoso» del crimen de Cabezas, Menem sostenía en cambio que se trataba de «sólo un empresario más».
La emblemática foto de Yabrán caminando en la playa fue publicada en la tapa de la revista Noticias en marzo de 1996. La investigación judicial posterior determinó que el empresario tomó la revelación de su imagen como una afrenta que no estaba dispuesto a perdonar. Después de la publicación, el fotógrafo y su pareja, Cristina Robledo, comenzaron a recibir amenazas telefónicas y un año después, un funcionario cercano a la gestión del entonces intendente de Pinamar, Blas Altieri, le confió a Cabezas que «gente de Yabrán» había indagado sobre la dirección donde se alojaría durante la cobertura de la temporada.

Un mes antes del crimen, el policía de la bonaerense Gustavo Prellezo, condenado como uno de los autores materiales del hecho, se reunió con Yabrán en Buenos Aires, en las oficinas que el empresario tenía en Carlos Pellegrini al 1100. En esa reunión, ´Don Alfredo´ le confió que quería «pasar un verano tranquilo sin fotógrafos ni periodistas», según lo que el oficial declaró luego ante la Justicia.
Michi asegura que el objetivo «de máxima» que tenían ese verano él y Cabezas era entrevistar a Yabrán. En ese marco, el 24 de enero de 1997 ambos concurrieron a una fiesta que ofreció en su casa de Pinamar el empresario Oscar Andreani, donde llegaron en un Ford Fiesta de color blanco. A las 4 de la madrugada el periodista se retiró y el fotógrafo lo hizo una hora después, en el vehículo en el que se desplazaban.

A la mañana siguiente, el cuerpo de Cabezas apareció adentro del Ford Fiesta quemado con alcohol metílico, en una cava de las afueras de Pinamar. El cadáver tenía sus manos esposadas y dos proyectiles de un arma calibre 32 alojados en la cavidad craneana.
El asesinato del fotógrafo develó vínculos entre el gobierno, políticos y empresarios, y cinco meses después del crimen debió renunciar el entonces ministro de Justicia, Elías Hassan: el funcionario había mantenido más de cien contactos telefónicos con Yabrán, a quien le había otorgado el reparto de la correspondencia de la cartera a su cargo.

La cobertura del caso fue tema excluyente para todos los medios del país y la foto del reportero gráfico acompañada con la leyenda «No se olviden de Cabezas» se convirtió en un símbolo de la denuncia contra la impunidad que unió en un mismo reclamo a organizaciones gremiales y organismos de derechos humanos.
Movilización mercedina
En Mercedes, a tan sólo 10 días de ocurrido el asesinato, se generó una movilización organizada por un grupo de periodistas sin precendentes. Se fueron sumando actores de la cultural local. Cada una de las marchas que se realizaron en la ciudad, fueron cada vez más conmovedoras. El apoyo recibido por la Fatpren (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa) y la propia familia de José Luis Cabezas, a través de lazos que se fueron cimentado, fueron fundamentales para la lucha local que se iniciaba con un gobierno de Julio César Gioscio alineado con los gobiernos provincial y nacional. cabe recordar, que el viejo caudillo participó sólo de la primera marcha, y después buscó entorpecer diferentes movidas venideras.

Era tan fuerte el alineamiento de aquellos años con el gobierno nacional del momento, que el Obispo de ese entonces, Emilio Ogñenovich, tenía fuertes lazos con el entonces presidente, y se llegaron a realizar reuniones de gabinete del gobierno provincial en el Obispado de Mercedes, con el gobernador Eduardo Duhalde sentado al lado de Monseñor Emilio, quién presidía el encuentro. En ese entonces, el canal Santa María daba sus primeros pasos, y Ogñenovich puso al mando del canal a un sacerdote, Carlos Olguín Reguera, que al presentarse con el delegado gremial de entonces, Marcelo Melo, le dijo: «un gusto, soy Carlos Menem». Melo al poco tiempo fue echado. Y sus compañeros corrieron la misma suerte tiempo antes, o después. Finalmente se quedó sin empleados.

Juicio
Tras varios meses de instrucción, el juez federal de Dolores, José Luis Macchi, procesó y dictó prisión preventiva en mayo de 1989 para Yabrán como instigador del crimen.

Tras permanecer algunos días en condición de prófugo, el empresario postal se suicidó en un campo de su propiedad ubicado en Entre Ríos, donde cuando permanecía oculto. Según la investigación forense el cadáver era de Yabrán, pero algunos medios de comunicación pusieron en duda la posibilidad del suicidio dada la longitud del cañón y los brazos de Yabrán. Esto dio pie a una leyenda urbana que plantea que Yabrán no se habría suicidado realmente sino que habría realizado un montaje para que así lo pareciera.

Suicidio de Yabrán
Y justamente fueron tres los mercedinos, los únicos testigos de las vivencias de la familia Cabezas el día que se conoció la noticia del suicidio. Alfredo Arzamendi -uno de los entonces propietarios del diario El Oeste- su hija Florencia que se sumó más tarde , y el periodista Marcelo Melo. Ese mediodía, La madre de José Luis, Norma, y su hija, Gladys, estaban invitadas a almorzar en el programa de Mirta Legrand cuando se conoció lo que estaba sucediendo en el campo de Entre Ríos. Por la tarde, la familia Cabezas recibió a los periodistas mercedinos en la sede de su Fundación, mientras que en la puerta, sobre avenida Corrientes, decenas de periodistas de todo el país pugnaban por lograr la palabra de alguno de los familiares de José Luis.

La reunión se extendió por varias horas, y finalmente, la familia Cabezas junto a los periodistas mercedinos se trasladaron hacia la casa de Gladys a cenar. El motivo inicial fue el armado de una página en internet sobre José Luis Cabezas, pero la relación se extendió con el paso del tiempo. Tan es así, que tanto José, como Norma, y Gladys con su familia, se llegaron hasta Mercedes en varias ocasiones.

Esa noche los teléfonos no paraban de sonar. Llamadas desde diferentes países buscaban que alguien atendiera ese teléfono fijo para lograr al menos unas palabras de alguien de la familia por lo que estaba sucediendo a muchos kilómetros del lugar, pero que conmocionaron al mundo entero. En rigor a la verdad, la familia de Cabezas jamás puso en duda la muerte del empresario. Tampoco la confirmaban.

Los Horneros
Prellezo, quien estaba al servicio de Yabrán, y un grupo de delincuentes conocidos como «Los Horneros», fue quien encabezó la autoría material del crimen. El ex policía bonaerense fue condenado a reclusión perpetua en febrero de 2002, pero sólo pasó tras las rejas 13 años pese a que la sentencia fue ratificada en las máximas instancias judiciales de la provincia y del país. Actualmente, permanece en libertad condicional desde diciembre de 2017 y desde 2010 en su vivienda bajo el régimen de prisión domiciliaria. Se recibió en la cárcel de abogado y escribano e intentó obtener una matrícula, pero ante una denuncia presentada por la familia Cabezas, el Tribunal de Disciplina del Colegio Público de Abogados la Capital Federal resolvió excluirlo en noviembre de 2020.

«Seguimos peleando para que a Prellezo, le saquen definitivamente la matrícula de abogado. Tiene una condena hasta 2022, sin embargo sigue trabajando como abogado», señaló a Télam Gladys Cabezas, hermana de José Luis.

A 25 años del crimen, Gladys considera que «no se hizo justicia» por el asesinato de su hermano, y como prueba de ello remarca que «están todos los responsables libres. Sí se descubrió quién lo mató, pero ninguno cumplió la condena que tenía que cumplir. La prisión perpetua no existe, porque es toda la vida, y acá nadie está preso toda la vida. Los acusados se portaron bien, y por buena conducta o por el criterio del 2×1 salieron en libertad», apuntó.

Los otros condenados por el asesinato fueron el ex policía Aníbal Luna (condenado a prisión perpetua y en libertad condicional desde 2017); el exjefe de Seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos (condenado a perpetua como instigador del hecho y en libertad condicional desde 2008); y el comisario Mario «La Liebre» Gómez (condenado por liberar la zona en la que ocurrió el crimen, recuperó la libertad en 2006 tras una decisión de la Cámara de Casación bonaerense). Además fue sentenciado el policía Sergio Cammaratta, quien murió en el penal de Dolores en 2015, sindicado por la Justicia como responsable de haberle hecho «un seguimiento» a Cabezas cuando trabajaba en Pinamar en el verano de 1997.

De la banda «Los Horneros», reclutados por Prellezo, fueron desvinculados de la causa José Luis Auge (que recibió condena en el juicio que se hizo en 2004 pero quedó en libertad cuatro años más tarde); y Sergio Gustavo González (sentenciado a prisión perpetua recibió una reducción de la condena y salió de la cárcel en 2006, aunque tiene una causa por drogas radicada en los tribunales de CABA). Por su parte, también de la banda de «Los Horneros», fue desvinculado de la causa Horacio Braga (quedó en libertad condicional diez años después del crimen, y a mediados de 2018 cumplió su condena con la Justicia), mientras que Miguel Retana, sentenciado a prisión perpetua en 2000, murió por una afección originada por el SIDA en la cárcel un año después.

«No se olviden de Cabezas»
En Mercedes no se frenaron nos recordatorios hasta muchos años después. A la memoria del fotógrafo José Luis Cabezas, se sumaron las Jornadas por la Libertad de Expresión y contra la Impunidad, el apoyo a la Comisión de Familiares y Amigos de Desaparecidos y Asesinados por la Dictadura, y el pedido de justicia por los casos de Daniel Vidal y Nazareno Laborda. Se realizaron los días 14 de noviembre de 1998 -la primera- y 3 y 4 de septiembre de 1999 -la segunda-. Participaron de esas primeras jornadas el padre Luis Farinello, las madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, Olga Aredez, marta Vázquez y Taty Almeyda. La familia de José Luis Cabezas, Norma, José y Gladys, el productor de Telefé Noticias, Ruben «Tacu» Concetti, representantes de H.I.J.O.S, y se logró un reportaje a jacques Perraut, de la Asociación Internacional Periodistas sin Fronteras. Se realizaron paneles con los Familiares y Amigos de Desaparecidos y Asesinados, participó la murga lesionados por el Corcho, y Fabián Morales hizo la puesta en escena de «Esperando a Godot». También, se distribuyó en Plaza San Martín, una muestra de fotografías logradas por José Luis Cabezas, y se cerró la noche con el recital en que participaron La 22 y Arde Roma.

Jornadas por la Libertad de Expresión, contra la Impunidad
Para la segunda jornada, además de mucha participación juvenil, la nula participación del gobierno comunal y de las fuerzas políticas, se colocó una muestra llamada «40 por Cabezas», que era un homenaje de Periodistas sin Fronteras al reportero asesinado. Estuvieron presentes la madre de Plaza de Mayo Carmen Lapacó y la periodista Nora Anchart, que fueron quienes posibilitaron la entrega de fichas de los desaparecidos y asesinados mercedinos en el Parque de la Memoria. Se realizó la obra «Aquí durmió Gardel» por la Comedia Municipal, y hubo un cierre musical que participaron Santiago De Paola e Ignacio Ismael, los grupos «Falta Envido»,»Sénomar», «La 22» y «Arde Roma».

En el año 2001, el 25 de marzo, tras el épico recital organizado por las madres de Plaza de Mayo en Ferro recordando el 25° aniversario del Golpe Militar, tras la maratónica jornada vivida, se llegaron hasta Mercedes Olga Arédez y Taty Almeyda, junto a Ricardo Arédez con quiénes se realizó un programa especial para la TV local, en la que además participaron Félix Piccardi contando de una manera muy emotiva el rol de los «Padres de Plaza de Mayo» y del siempre recordado José «Fifo» Roggero, que además de contar sus vivencias durante la Dictadura, contó por única vez lo sucedido en el ataque sufrido con la puesta de un artefacto explosivo en su boliche «El Padrino» y reveló quién la había colocado.

Programa de la Primera Jornada por la Libertad de Expresión:
